Videojuegos y cine eran hace unos
años lo que ahora son cómics y cine. Según los críticos exquisitos sólo es una
cuestión de taquilla, y una desgracia para los cinéfilos. Lo cierto es que con Resident Evil (2002) no sólo se consiguió
dinero, que no hay que engañarse, para esto se hacen estas cosas, sino que se
creó una marca que nos ha dejado buenos momentos (y alguno no tan bueno). Paul
W. S. Anderson consiguió resarcirse de petardos pasados, como Mortal Kombat (1995) y Soldier (1998). En 2004 grabó Alien vs Predator, cuya saga merece una
reseña aparte, y en 2007 produjo y escribió el guion de Resident Evil: Extinción, y de Resident
Evil: Ultratumba (2010).
Después del atracón zombi de los
últimos años, merecía la pena echar la vista atrás para
salvar aquellas obras
que merecen la pena. Resident Evil es una de ellas, a pesar de que la segunda
parte, Apocalipsis (2004) es
merecedora de abofetear con saña a Alexander Witt. Lo bueno es que conocimos a
Milla Jovovich, guapa a secas, que hace como nadie el pasar de la frialdad más
absoluta al cabreo sordo. La vimos en El
quinto elemento (1997), de Luc Besson.
La trama de la primera entrega es
la siguiente. La corporación Umbrella tiene un complejo científico subterráneo,
“La colmena”. La tapadera es una mansión donde está nuestra amiga Milla
Jovovich. La peli empieza enseñándonos a un tipo manejando un virus, que deja
caer en una habitación para que se transmita por el circuito de ventilación.
Las escenas de trabajo cotidiano en el complejo cambian y el ordenador central,
la Reina Roja, decide matarlos a todos. Aparece un equipo de la propia
corporación para meterse en el complejo y desactivar al ordenador, un
cabroncete que adopta la forma de la hija de uno de la corporación. La
desactivan, después de pasar por el pasillo con la defensa laser más famoso de
la historia del cine. Pero al apagar el ordenador y volverlo a encender, las
puertas se abren y salen todos los zombis, que es en lo que se han convertido
los empleados del complejo que se han visto sometidos al virus. Es decir; todo
es un puto experimento con seres humanos.
Las primeras escenas de
enfrentamiento con los zombis hoy no causan sorpresa ni emoción del atracón
zómbico de los últimos años, pero hay que reconocer que no han perdido la
fuerza que tuvieron en su día. Para empeorar la situación de los cinco
desgraciados que han sobrevivido aparece un engendro con una fuerza y un
apetito descomunales, producto de la investigación de la Corporación. A esto
sumamos los perros, que la verdad, acojonan bastante.
Uno de los cinco supervivientes
se hace pasar por policía, pero en realidad es un activista contrario a la
corporación que tiene dentro del complejo a su hermana, ahora zombificada.
Quieren descubrir las investigaciones víricas y genéticas que hace Umbrella. Su
contacto es muestra amiga Jovovich, que les daba la información del virus con
el que estaba trabajando Umbrella. Pero ha perdido la memoria gracia a un gas que le echado cuando estaba
en la ducha. Sin embargo, la tía va recuperando sus habilidades –propias del
video juego del que nació- y su memoria. Las puertas se cierran herméticamente
trascurrida una hora, por lo que tienen que salir pronto.
La solución es reactivar a la
Reina Roja, que les explica todo lo que ha pasado. El virus T reanima el cuerpo de
los muertos, pero solo sus funciones motoras, sin inteligencia y con una única
necesidad: alimentarse. A partir de ahí, a huir, que es la tónica de todas las
pelis de zombis. La mecánica es muy parecida a Doom (2005) –que también procede un videojuego- en cuanto se trata
de matar a zombis anteriormente científicos. El ordenador maléfico, que piensa
sólo, es algo socorrido en la ciencia ficción desde Hal, el de 2001. Odisea del espacio (1968). El
final, cuando Jovovich despierta en un hospital y luego se encuentra una ciudad
desolada, lo hemos visto en 28 días
después (2002) y en la reciente serie The
walking dead.
Uno de los grandes alicientes de
la peli es la aparición de la sexi Michelle Rodríguez, que también acaba
zombificada. El malo, uno de ellos, concretamente el que tira el virus T, es
Eric Mabius, que lo hemos visto de Marco Antonio en la fantástica serie Roma.
En
fin, que molan la primera entrega, la tercera - Extinción (2007) – en la que se pusieron las pilas ante el
deterioro evidente del producto- y la penúltima, Ultratumba (2011), sin que, de momento se note demasiado el paso del
tiempo. Estoy ansioso por ver la próxima entrega: Venganza (2012).
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