sábado, 10 de mayo de 2014

CRÓNICAS MUTANTES (2008)

No soy de juegos de rol. Tampoco tengo a nadie cercano que lo tenga como pasatiempo. Su aparición en España fue a mediados de los ochenta, y tuvieron su época de esplendor con Dragones & Mazmorras. Funcionó hasta que apareció el “asesino de la catana” –que mató a sus padres trastornado por un juego de rol- y los “asesinos del juego de rol” –que asesinaron a un hombre en la calle siguiendo las reglas de otro de esos juegos-. En consecuencia, la mala imagen duró mucho tiempo. A esto se unió la idea de que los jugadores de rol eran marginados sociales, gorditos ataviados con camiseta de superhéroe, llenos de granos, que no ligaban jamás. ¿Quién iba a decir que le iba eso de los juegos de rol? Luego apareció Warhammer, que pegó fuerte en una nueva generación y aprendimos que ser friki de los juegos de rol no equivalía a zumbado, marginado ni sectario. En esa nueva ola, apareció Mutant Chronicles, un juego rol en el que se inspira la película independiente Crónicas mutantes (2008).

sábado, 3 de mayo de 2014

COWBOYS & ALIENS...¿Y los indios? ¿Qué, eh?

En un canal de documentales, Xplora, han emitido una serie titulada “Alienígenas ancestrales”, basada en los supuestos estudios de personas que vinculan las civilizaciones antiguas, su cultura y avances tecnológicos, con la presencia de aliens. Esto no es nuevo. Desde madame Blavatsky hasta la década de 1970 se fraguó una “tradición” en este sentido, y la idea ha sido tomada en algunas películas, como Alien vs Predator (2004). La combinación de cowboys con la ciencia-ficción tampoco es nueva: la vimos en la tercera entrega de Regreso al futuro (1990), y en el steampunk de Wild Wild West (1999). También la hemos visto relacionada con el fenómeno zómbico y vampírico, ambas con Abraham Lincoln. Y es que el Far West da para mucho; incluso hay quien dice que Star Wars es una típica historia del Oeste. En Cowboys & Aliens nos encontramos otra vez con los dos temas, aquí con cierto parecido a la persecución de la blanca secuestrada por los indios, la maravillosa Centauros del desierto (1956), de John Ford y John Waine.

sábado, 19 de abril de 2014

El JUEZ DREDD no cree en la reinserción

Juez Dredd (1995) plantea el viejo problema de la combinación con eficacia de la libertad con orden, de las atribuciones concedidas al Estado para la represión, el debate entre la previsión y la represión, la corrupción del gobierno. y todo envuelto en una historia tradicional de conspiración por el poder, violencia, estética futurista distópica, y venganza entre viejos amigos. La sociedad tiene una alta tasa de delincuencia y violencia, y no se les ha ocurrido otra cosa que acelerar el proceso judicial que convertir a los policías en jueces que, además, ejecutan la ley. Y, claro, todos estos son temas sensibles para el debate entre republicanos y demócratas, en EEUU, e izquierda y derecha en Europa.

La película cruza dos historias. Por un lado, la tensión provocada por un plan para demostrar forzadamente que el desorden y la tibieza represora deben dar paso a un régimen dictatorial.  Los que quieren imponer una dictadura alimentan el desorden para hacer necesario el cambio hacia una tiranía. El juez Dredd, interpretado correctamente por Sylvester Stallone, es condenado por un crimen no cometido, pero el sistema prevé que el último deseo del presidente del Consejo de Jueces antes de dimitir puede ser la sustitución de la pena de muerte por la cadena perpetua. El aspirante a dictador consigue así quitarse de en medio a un presidente que luchaba por mantener la libertad y a su máximo defensor, el juez Dredd.