miércoles, 2 de mayo de 2012

Black Mirror (capítulo 1 - Himno nacional)


Este lunes estrenaron en el canal TNT la serie británica "Black Mirror". Venía precedida de muy buenas críticas. Entre ellas, una de El País diciendo que en España era imposible una serie de este tipo. La base de la miniserie es una crítica, o un examen, a una sociedad dominada por la tecnología, tanto por su inmediatez como por su aspecto global. En esta primera entrega (cuidado, ahora viene un spoiler), una supuesta princesa Susana es secuestrada. El secuestrado ha colgado el vídeo en youtube. Sólo hace una demanda: que el Primer Ministro salga en todas las televisiones del mundo teniendo relaciones con un cerdo.

El tipo se niega al principio, pero el fracaso de las intentonas para rescatar a la princesa y la presión política y social le convencen. Le llama la Reina, y le dice: "Salve a mi hija, cueste lo que cueste". El tema es treding toppic en Twitter, claro, y todo el mundo está pendiente del asunto.


El gobierno no consigue detener su difusión por la tele, que abre los Breaking News. El asunto es una humillación porque la gente ya se imagina al Primer Ministro antes de que ocurra haciéndoselo con el cerdo. 



Hay un momento en el que creen que han pillado al tipo porque analizan la hora en que se colgó el vídeo y los megas de la descarga, con lo que sitúan en un edificio abandonado. Fallan. Una asesora contrata a un actor porno, pero un tipo le hace una foto, la cuelga en facebook, el secuestrador se entera y le corta un dedo a la princesa (o eso parece). 

El Primer Ministro acaba montándoselo con el cerdo. La asesora le dice: "No tarde tan poco como para que piensen que es un pervertido, ni tanto como para que crean que está disfrutando". Jejeje. Todo el mundo está pegado al televisor, absorto, asqueado, pero sin poder apartar la mirada. El político está una hora de reloj dándole al cerdo. 

El autor había sido un artista que había concebido el secuestro y el acto sexual del Primer Ministro como una obra de arte, por lo que quería tener mucha audiencia: 1.300 millones de espectadores.

Al año, el Primer Ministro había subido tres puntos de popularidad, la princesa Susana esperaba un hijo, y la sociedad tan tranquila. ¿Todos? No, solamente había una persona cabreada: la mujer del Primer Ministro.

En definitiva, una gran entrega en que nos muestra cómo la mayoría es capaz de ver en la tele la degradación humana de cualquiera, sentir asco, pero seguir pegado al espectáculo. La estupidez del hombre al desnudo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario